El II Congreso Nacional Andimac pone de manifiesto que sólo una política dirigida a incentivar la reforma de viviendas puede salvar el sector de la parálisis.

La falta de una clara política de incentivo a la reforma puede elevar el número de desempleados ligados a la actividad de edificación al millón de trabajadores.

Las empresas vinculadas al sector de la construcción y de la distribución de materiales reclaman a las administraciones que aprueben cuanto antes ayudas directas para el incentivo de la demanda, con el objetivo de evitar una drástica pérdida de empleo y desaparición empresarial en 2010, con un fuerte efecto arrastre en el conjunto de la economía, el empleo y la confianza en los consumidores.

Es la principal conclusión del panel de expertos que tomó parte en el II Congreso Nacional de Andimac (la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción), que bajo el título Jaque al sector, sigue la jugada…, analizó el presente y futuro de la actividad ligada a la edificación. José Manuel Galindo, presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), avanzó que “los años 2010 y 2011 van a suponer un dramático parón para la actividad. Lo peor desde el punto de vista de la actividad todavía está por llegar”. La actividad no remontará hasta 2012, cuando comience a reducirse el stock de viviendas.

El sector español se encuentra sobredimensionado, pero una ruptura radical de la actividad supondrá un coste social y económico que arrastrará al conjunto de la economía, “debido al peso que en materia de empleo y generación de PIB posee la actividad ligada a los acabados en edificación: industria, comercio y oficios ligados a la construcción”, señaló Antonio Ballester, presidente de Andimac. En este sentido Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económico, si bien siempre se muestra distante de políticas intervencionistas, expresó su preocupación por el escenario que puede generarse a partir de 2010 y explicitó “yo sí creo en la propuesta del plan renove de viviendas”.

Un caso semejante fue el que aconteció en la década de los años 90 en el mercado alemán tras el boom provocado por la unificación. En este caso, “se adoptaron las políticas adecuadas de apoyo a la reforma y la rehabilitación” y lograron mantener una “actividad suficiente y un coherente proceso de reconversión que no afecto al conjunto de la economía”, señaló Giorgio Squinzi, presidente de Confeindustria. Una política orientada al a rehabilitación también ha permitido mitigar las consecuencias de la crisis en Francia, “con cerca de cuarenta medidas adoptadas por el gobierno central para ayudar a los consumidores a mejorar sus viviendas y, con ello, generar empleo y fomentar la economía blanca”, apunto Ramón Madicó, director de Estudios Internacionales de Saint Gobain.

Se trata de una crisis de consumo, por lo que “hay que generar demanda en el sector y, en estos momentos, la única vía es actuar directamente en el último eslabón de la cadena, es decir, en el consumidor”, señaló Ramón Díaz, profesor de Marketing del Instituto de Empresa.

Desde Andimac se incide en que los datos son extremadamente preocupantes. Entre septiembre del 2008 y septiembre del 2009 se han destruido 520.000 puestos de trabajo vinculados a la construcción, especialmente en el apartado de acabados. Sin embargo, sólo 150.000 se han inscrito en el Inem, lo que quiere decir es que el grueso de los trabajadores ha pasado a la economía sumergida.

Por este motivo, la patronal reclama medidas que fomenten la reforma de las viviendas particulares. “No se trata de subvencionar en base generar deuda, sino de incentivar la actividad, el consumo y la generación de empleo buscando una balanza positiva para la Administración”, advierte Ballester, como “dotar un 20% de bonificación para un presupuesto máximo de 5.000 euros en reforma de viviendas”. Con esta iniciativa el Estado recauda más de lo que aporta en concepto de IVA, ahorro en prestaciones de desempleo y aportación al IRPF de los trabajadores, además de crear puestos de trabajo y contribuir a generar un clima de confianza en el conjunto de consumidores. Andimac defiende que por cada 4.000 euros que se invierten en la construcción se genera un empleo, menos de los que requiere el plan E, estimados en 18.000 euros, lo que representa una gestión eficiente de los recursos públicos que además incrementan el valor patrimonial de las familias españolas.